Viaje a Ciudad Abierta
Viajo a Ciudad Abierta ... el paisaje me prepara con su variedad de vistas de cerros, de océano, bosques, para lo que vendrá: libertad de dunas, libertad de playas, de vegetación, de aire transparente, de horizonte enorme.
No es mi primer viaje y sin embargo pareciera. La estación ha cambiado. Ya no llueve como en el invierno de 1978. Ahora una atmósfera seca y fresca se deja atravesar por los últimos rayos del sol de la noche. Miro el reloj y consulto la hora. Por ese hábito internalizado que tenemos de controlar nuestros horarios antes de decidir nuestros pasos. Vuelvo a mirar y compruebo que corresponde a la noche de mi país. Son las 9 y 30 y me resisto a llamarla noche. El día también se ha tomado sus libertades... Pero llegué temprano, para un almuerzo de frutos crudos y cocidos exquisitos, “buen vino”, como diría un juglar que compusiera sus versos con aquéllos que lo miran y lo hablan. Ocho familias completas viven allí y son visitadas diariamente por alumnos y profesores de arquitectura de Viña. La tarea con la participación de todos, tampoco aquí se detiene, y hay visitantes ocasionales, de los que como yo, se quedan